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¿Cómo?

Es cierto que la ciencia nos ha permitido dar nombre y saber mucho del sistema vocal. Tenemos mucha información, pero no es cerrada ni concluyente, porque no podemos hablar de voces como algo aislado, la voz no puede ser simplificada a lo que pasa en las cuerdas vocales, el tracto o a un conjunto de músculos que se entrenan. Es el resultado de la coordinación y equilibrio de muchas estructuras de todo nuestro cuerpo, todo un complejo sistema de engranajes con cientos de variables.

Además, cuando hablamos de voces, estamos hablando de personas, y no existen dos personas iguales, ni en su manera de aprender, ni en sus objetivos y formas de relacionarse consigo misma y con la música. 

Toda esta complejidad de sistema no se puede reducir a controlarlo a través de un conjunto de instrucciones desde el consciente. Ni podemos, ni queremos. Cualquiera que haya subido a un escenario sabe que en ese momento no se puede estar en cómo dirigir nuestra voz. En el escenario queremos expresar, emocionar y emocionarnos.

Por lo tanto, necesitamos integrar una manera eficiente de coordinar todo eso (inconsciente) para, desde el consciente, poder centrarnos en lo importante, la emoción, que no nos olvidemos, es el objetivo y lo que da sentido al arte.

Entonces, ¿cantamos inconscientemente…?: Absolutamente, como tantas otras funciones

¿Y cómo se aprende?: ¿Nunca te has planteado cómo aprendiste a andar, cómo llegaste a coordinar todo tu cuerpo hasta que un día caminaste y no se te olvidó jamás?

No aprendemos con información, es la experiencia la que nos enseña. Y eso es lo que hiciste en tu infancia, desde la cuna, explorar, jugar con tus partes, sin ningún tipo de juicio ni prejuicio, solo con el objetivo de conocerlas, relacionarlas entre sí y barajar opciones para conseguir alcanzar tu chupete, otro día gatear hasta tu juguete y otro caminar.

Es verdad que cuando llegamos al colegio y nos metemos en ese contexto tan académico nos olvidamos de explorar, jugar, probar, curiosear para después poder sacar conclusiones. Pero al igual que aprendiste a caminar explorando y coordinando tu cuerpo sin pensar conscientemente en cada paso, créeme que puedes encontrar una manera de hacer lo que quieres con tu voz sin machacarte a ejercicios repetitivos. Solo necesitamos proporcionarle a tu sistema nervioso las experiencias y opciones necesarias para que pueda organizar y coordinar de manera eficiente. ¿Tiene sentido?

Tendrá más sentido cuando hagamos una clase porque una vez más, toda esta información no sirve de nada si no lo vives.